Tenía 30 años y para entonces una larga trayectoria internacional, era aclamado en los mejores escenarios, había grabado para los sellos Telefunken, Elia Record y Polidor. Había participado con su show, en cine, radio y televisión y el nombre del cantante y director de orquesta peruano era ya bastante acreditado, cuando hizo su aparición en Bélgica un joven argentino llamado José Alberto García Gallo, con tan solo 20 años, mucha audacia y pocos escrúpulos.

García Gallo había llegado con el conjunto folclórico «Argentine Ballet and Show» y ante el fracaso de esta agrupación y viendo el éxito alcanzado por el peruano ALBERTO CORTEZ con la música tropical, no tuvo mejor idea que suplantar la personalidad de éste, usando su nombre (artístico y de pila), y llega a grabar un disco con algunos temas de su repertorio, usando su propia fotografía y el nombre ALBERTO CORTEZ, pero todavía de manera bastante ambigua porque destaca el seudónimo MR. SUCU SUCU. El auténtico Alberto Cortez se ve obligado a iniciar una acción penal, por lo que el impostor desaparece momentáneamente de escena.
«Al finalizar la temporada de verano en el Casino Knokke viajé con mi familia a Madrid y cuando volví encontré un conflicto de grandes dimensiones, pues el propietario Sr. Jack Nelens me reprochó, con recorte de prensa en mano, el haber violado el contrato de exclusividad que nos unía, al grabar para el Sello MOONGLOBE. Desconcertado, fui a la disquera en Amberes donde por coincidencia encontré al impostor quien me dijo ser, con todo descaro porque me reconoció, quien había usado mi nombre para grabar un disco, me rogó que no hiciese público el incidente y se comprometió a no usar en el futuro el nombre de ALBERTO CORTEZ y usar como seudónimo el de MR. SUCU SUCU. Lo curioso es que cuando hablé con el dueño de la disquera, este se disculpó, asegurándome que se trataba de una confusión, que él había estado buscándome y este joven se había presentado diciendo ser Alberto Cortez. Lo anecdótico es que ambos pensamos que se trataba de un caso de homonimia.

¿Por qué García Gallo asume el nombre «Alberto Cortez»?
Cuando José Alberto García Gallo llega a Europa en 1960, decide usar el nombre «Alberto Cortez», presentándose como si fuese el cantante peruano Alberto Cortez, que desde 1953 actuaba en Europa cantando música cubana. El Alberto Cortez original había triunfado en las más prestigiosas salas de fiesta de Madrid, como el Pasapoga (1956) y Casablanca (1957), había participado en la película Faustina (con María Félix y Fernando Fernán Gómez (1957), había cantado en el show inaugural de la Televisión Española, había triunfado en Portugal, Francia y Alemania. Vivía en Bélgica, donde era muy popular en la época, cuando llegó el argentino García Gallo a ese país y comenzó a suplantarlo cantando música tropical y presentándose como si fuese el Alberto Cortez original. Alberto Cortez, el original, lo denunció ante a la justicia belga, y hubo un juicio, pero como ambos eran extranjeros, el juicio no prosperó. En 1965, como García Gallo seguía usando el nombre «Alberto Cortez», Alberto Cortez original registró su propio nombre en España, como nombre comercial (algo raro en esa época) y mandó detener en Barcelona a García Gallo. Pero entonces, el argentino ya contaba con el respaldo de un gran sello comercial y de buenos abogados, y el verdadero Alberto Cortez comenzó a caer en el olvido. García Gallo es un estupendo músico y compositor, lo que no quita que inició su vida artística de forma deshonesta. Cuando se le ha preguntado por qué ha adoptado el nombre «Alberto Cortez», nunca ha tenido una respuesta clara, siempre se inventa algo diferente.

«Una mañana de 1960 fuimos, el vicecónsul de Bolivia y yo a la discográfica belga a reclamar porque estaban usando mi nombre en un disco. En un pasillo, había un jovenzuelo de unos 20 años tocando el piano, yo no lo conocía en ese momento, pero era José García Gallo, quien al verme se levantó rápidamente y dirigiéndose a mí, me dijo:
–Señor Cortez, yo no sabía que usted se encontraba en Bélgica, por favor, no vaya a hacerme un escándalo aquí.
–¿Y quién es usted? –le pregunté.
–Yo soy quien ha usado su nombre para grabar un disco –me respondió él, muy cínico y sin vergüenza alguna-. ¡Pero no se preocupe, no lo usaré más, me lo voy a quitar! Y por favor, ¡no se enoje!
El vicecónsul habló con el gerente de la discográfica en mi nombre:
-Pero, ¿qué significa esta suplantación? Esto es una estafa. Aquí hay delito. Tendría pena de cárcel, y si llega a los periódicos se armaría un escándalo de los grandes.
El gerente, abochornado, explicó:
–Yo había estado buscando a Alberto Cortez, tan conocido ahora en Europa, y me encontré con este joven que se identificó como “Alberto Cortez” y hemos grabado un disco, El Sucu Sucu. Ahora, si él no es Alberto Cortez, ese no es nuestro problema. Supongo que es una coincidencia, que es un homónimo.
–No, señor gerente –reclamé yo–, no podría ser porque mi nombre ya está acreditado, durante muchos años en Europa. Un nuevo artista no puede comenzar su carrera usando un nombre acreditado porque sería una suplantación.
–Señor Cortez, mil disculpas… —dijo García Gallo—, ha sido un error mío, pero le juro que nunca más volverá a suceder. Nunca más volverá a oír de mí como Alberto Cortez… –me dijo.

A pesar de ello, el argentino continuó usando el nombre.
La MOONGLOBE ya había hecho una inversión, y no quería perder su dinero, el joven cantaba bien y el disco ya estaba en el mercado. Pensé que el osado jovenzuelo cumpliría con la promesa de no volver a usar mi nombre, pero no fué así, porque casi inmediatamente salió otro mini-play que habían grabado junto con el anterior, lo cual me obligó a iniciar una acción penal ante la corte de Bruselas. Fue citado a los tribunales, pero cual no sería mi sorpresa, al constatar recién allí, que su nombre real, tal como figuraba en su pasaporte era JOSE ALBERTO GARCIA GALLO. La demanda no prosperó por ser ambos extranjeros, pero se tuvo que ir de Bélgica».
En 1962 el verdadero ALBERTO CORTEZ se integra a la orquesta Lecuona Cuban Boys, dirigida por los hermanos Bruguera compuesta por músicos que habían pertenecido a la legendaria orquesta de Ernesto Lecuona y también por el notable pianista cubano «Bebo» Valdez. Con ellos viaja a Hamburgo para actuar en el TANS LIDO, filman un documental para la TV. alemana y realizan una gira por distintas ciudades de este país. En 1963 regresa a Bélgica con la misma agrupación para actuar en el ANCIENNE BELGIQUE de Gante y Alberto permanece en Bélgica para cumplir un contrato con el MOULIN ROUGE de Bruselas, donde trabaja una larga temporada, manteniendo sus giras de verano por la costa belga.

En 1965 viaja a Lisboa respondiendo a una oferta del CASINO DE ESTORIL y se encuentra con un gran conflicto ya que, en Portugal el nombre de Alberto Cortez se identificaba con el argentino, produciéndose un escándalo periodístico que le obligó a interponer también una demanda judicial contra García Gallo en Lisboa.
En vista de lo ocurrido en Portugal, viene a Madrid en Octubre de 1965 y gestiona la patente que le permitiría legalmente defender su derecho al uso comercial de su propio nombre, la que le fue concedida por veinte años, en virtud de su trayectoria en España como consta en el Exp. 46.376 del diez de marzo de 1966.
La confusión fue cada vez mayor porque el susodicho José Alberto García Gallo había establecido residencia en España desde 1964 y en 1965 empezaba a hacerse conocido como autor. A pesar de todo, el verdadero Alberto Cortez siguió trabajando en España por temporadas. En 1967 actuó en el Restaurante MARIO y animó la Fiesta del Año Nuevo 1968 en LA PERGOLA de Barcelona.
En Julio de 1968 actuó en el TABARIS de Comarruga (Tarragona), al tiempo que interponía una demanda ante el Juzgado de Primera Instancia Número cuatro de Madrid, por la que García Gallo fue posteriormente detenido en el Aeropuerto de Barcelona. La Disquera Hispavox, con la que estaba grabando el álbum «Poemas y Canciones», pagó la fianza que le permitió quedar en libertad.