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Últimos años de Alberto Cortez

En 1969 Alberto Cortez (el verdadero) viajó a Nueva York y realizó una gira por los Estados Unidos, alternando con Tito Puente, Daniel Santos, Olga Guillot, Boby Capó y actuando en el show de Miguelito Valdez en New Jersey y en Miami en el Teatro Martí, en el show del cubano Leopoldo Fernández «Tres Patines». Continúó su gira por Centro América, Puerto Rico, México y permaneció un tiempo en la República Dominicana.

Comentario sobre Alberto Cortez en Internet.

Alberto Cortez, regresó a Perú el 27 de diciembre de 1974, después de 20 años de ausencia y de éxitos, quería ver a los hijos mayores, ya adultos, a su madre y hermanos, por lo cual había aceptado una propuesta de la Compañía de Espectáculos del actor español Pepe Vilar para realizar una temporada en el Sky Room del Hotel Crillón de Lima. La querencia y nuevos compromisos artísticos lo fueron reteniendo, hizo varias giras por el interior del país, el público le era fiel y decidió traer a Perú la nueva familia que había constituido en República Dominicana. Posteriormente le tocó ser padre y madre de siete niños.

El tiempo pasaba rápido, se imponía la salsa y en consecuencia los sones, las guarachas, los boleros y los cha-cha-chas, pasaron a ser música para nostálgicos, el país vivía una situación caótica, la hiperinflación en la década del 80 afectaba en mayor medida todo lo que tuviera que ver con la recreación, ya no podía mantener su propia orquesta y como casi todos los artistas peruanos afincados allá, tuvo que realizar paralelamente muchos oficios para sobrevivir y mantener su familia, abrió un restaurante buscando algo que le garantizace una economía mas estable, pero esto le exigía mucha dedicación y le daba poco dinero, por lo que su aventura gastronómica no duró mucho tiempo. Trabajó en Radio Nacional, Radio La Crónica, y en RTP Canal 7 de televisión, actuando y conduciendo programas de música tropical, organizó el Festival de la Voz y la Canción en La Punta (Callao) y siempre atendía contratos para actuaciones especiales.

1970, New Jersey, entrevista en Canal 47 por Carlos Montalbán.

Es a fines del año 2000, cuando motivados por el fenómeno musical de Buena Vista Social Club, se reúne en Lima un grupo de veteranos que había cultivado la música tradicional cubana, entre ellos ALBERTO CORTEZ y deciden conformar una agrupación, desempolvan partituras y debutan el 22 de febrero del 2001 con el nombre de LA VIEJA TROVA (limeña) en el Centro Cultural El Portal de Barranco (El Ekeko), que conduce la productora y directora de cine Marita Barea.

La calidad musical de los integrantes, el apoyo de la prensa y la respuesta del público de diversas generaciones ha logrado que la agrupación después de casi tres años se mantenga en el mismo escenario y sea frecuentemente requerida para diferentes eventos en Lima y en otras ciudades del Perú.

En la televisión dominicana.

Al ver las fotos y recortes amarillentos que le alcanzó Alberto para la promoción de la LA VIEJA TROVA (limeña) la cineasta se entusiasma con el personaje y le propone participar en un proyecto para realizar un documental sobre su vida y trayectoria. Alberto acepta y así paralelamente al son de «Capullito de Alhelí» de Rafael Hernández surge el amor entre el cantor y la cineasta.

En Abril del 2002, con sus 73 primaveras, ALBERTO CORTEZ (el verdadero) ofreció un Concierto en el Teatro Peruano Japonés de Lima a manera de homenaje al legendario BENNY MORE, cantando temas complejos del repertorio del «Bárbaro del Ritmo» y haciendo gala en esa oportunidad de su vitalidad, carisma y de la impecable voz que lo llevó a tan importantes escenarios.

1970 en Chicago, con Olga Guillot en el Cocoloco.

Unos meses antes, en el año 2001, en el barrio de La Macarena de Sevilla, se había producido un encuentro providencial entre aquel Pepe «Ebano» y Alberto Cortez Rinconada, hijo de nuestro personaje, quien había crecido en el barrio de Triana, al lado de su madre y hermanos, todos ellos madrileños, el había nacido accidentalmente en Amberes un 2 de mayo de 1960, cuando su padre cantaba en un prestigioso local de esa ciudad, su vida artística lo llevaba de un país a otro.

Alberto hijo dejó de ver a su padre cuando era muy niño, su imagen era difusa, sus padres se había separado y no se comunicaban entre sí, sabía que en 1969 había viajado para los Estados Unidos porque sus hermanas mayores se comunicaban con él, luego supieron que andaba de gira por Centroamérica, padres e hijos cambiaron de residencia simultáneamente y perdieron el contacto hacía 30 años, su gran ilusión era conocerle, su madre había muerto hacía poco tiempo y tenía la intuición que su padre vivía aún. Para entonces sus afanes estaban concentrados en su pequeño hijo, su mujer y la rutina propia de su trabajo como administrador y cocinero de su propio Restaurante-Pizzería de la calle Albaida # 47 del barrio de La Macarena. La guitarra y la bohemia las había abandonado hacía ya algunos años.

Integrando la Vieja Trova Limeña en el Ekeko de Lima.

«Era un martes, nuestro día de descanso, yo vivo con mi mujer y mi chaval al lado del restaurante, ese día escuché mucho ruido en la calle, salí y ví toda la movida esa, pregunto ¿qué pasa?, y veo cámaras de televisión, los catering y todo eso, comentan que están filmando algo sobre Antonio Machín, ¿sabes lo que te digo?, en la esquina justamente esta el chalecito donde vivió Machín y a la calle esa le habían dado su nombre -Maní, el manisero se va….-, tararea ¿sabes lo que te digo?, como tanta gente, me quedé mirando lo que pasaba, cuando veo a Pepe, yo le recordaba, le había visto de chavalito y también algunas veces en la tele, mi madre comentaba que le decían «Ebano» por lo negrito que era y que había venido con mi padre desde Perú, pensé emocionado, quizás sepa algo de el, voy a esperar que termine todo esto, voy a hablar con él, así fue, a su lado estaba otro abuelo que como «Ebano» había tocado con Machín.

Estaba ansioso hasta que por fin pude acercarme e identificarme…- ¡Macho… pero claro! – «Ebano» me abrazó también muy emocionado, – pero si te estoy viendo – me presenta al otro abuelo, era Santiago Roges, – pero hombre!, yo también trabajé con tu padre, con lo bien que cantaba, Dios…, supe que estuvo en Bélgica varios años y supimos que fue para Estados Unidos, pero después le perdí el rastro – Pepe «Ebano» le interrumpe y me dice, – tu padre regresó al Perú, yo fui hace 25/28 años y en esa oportunidad lo ví, pero no supe mas, de que esta vivo, esta vivo y de que esta en Perú, esta en Perú, hace poco hable por teléfono con mi cuñado Abraham y me contó que habían estado juntos, actuando creo.

Concierto en el teatro Peruano-Japonés.

Con algunas cañas de por medio nos ganó la tarde y escuchar hablar de mi padre resultaba para mí como un sueño. Mi madre, nunca dijo nada negativo de él, pero tampoco decía cómo era, sabíamos eso sí, que no pudieron hacer mucha vida de familia por los continuos viajes de mi padre».

Fue un sábado de noviembre del 2001, EL EKEKO afichaba el «localidades agotadas», el público aclamaba al anunciar la animadora a don Alberto Cortez, y comenta brevemente su trayectoria, anotando a modo de confidencia don Alberto se encuentra sumamente emocionado por haber recibído después de mucho tiempo noticias de sus hijos en España.

Alberto Cortez, el auténtico, vive hoy entre Sevilla (España) y Lima (Perú) y continúa realizando presentaciones y cantando con el auténtico ritmo que lo hizo famoso en Europa.